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Mi Clave Secreta.-
A Nelly Baldomir.
Tras la tempestad apareces,
eterno abrazo de bienvenida,
consuelo de los impíos,
Magdalena, madre querida.
Vieja canción de Gardel,
risa joven, guanche, druida,
deja que un Atlas cargue el peso
que tu aligeras en todos.
Hoy es tu noche por un día,
deja que te lleve en brazos
a ese País que late
por tu ausencia en italiano.
Se tu mi tercera pupila,
esa del sentir interior,
que puede ver mucho más que yo,
la clave secreta,
tu voz,
mi voz.
Esa Ciudad...
Hoy volví a soñar con la ciudad de piedra y luz,
en cuya plaza se esconde el Sol
iluminando en ámbar nuestras caras.
Después las calles estrechas,
tabernas hacia arriba con balcones abiertos
y olor a comida improvisada.
Faroles viejos de aceite,
sombras alargadas,
músicos en las aceras
y un viejo pintor que recoge lienzos.
Era todo tan familiar, tan nuestro
que pasear era la alegría primera,
la de tus labios,
la de tus besos,
en el tiempo de las flores
que invaden de pétalos los libros
que me prestaste y que nunca te devolví, por cierto.
Todo estaba por hacer y todo era nuevo,
entre tu y yo, vino, cerveza
y poco alimento.
Allí te dejé en la urbe soñada,
de vez en cuando vuelvo
y el atardecer calienta mi almohada.
Paris Joel
Amándote.-
Para Mili Leiro. Porque lo más bello lo viví un 14 de Febrero.
Cuando el frío se aloja en mi cuerpo
y todos los huesos oyen gritar al viento,
cuando la soledad golpea el pecho
y el corazón no bombea ni un aliento,
en silencio, te imagino, te amo, te rezo.
Es en ese momento cuando mi vuelo
se torna astral, ingrávido, ligero
y te toma de la mano hacia el beso,
es ahí cuando mi alma ríe
y no solo está, es, plena, transparente,
es ahí cuando no estoy pero soy
único e intransferible,
en tu boca, en tus senos,
deseo y fuego, tras los años
que no cuentan, solo el ahora,
el momento.
Mi anhelo es ir y volver
como un río a tus mares
y en ese juego y vaivén
por siempre, amor, quiero quedarme.
Nunca me pareció que fue ayer,
contigo siempre es hoy
a cada momento, a cada instante,
en una hoja, en un papel,
en una canción
agonizante.
Y aquí me encuentro
contando ausencias,
otra vez...Amándote.
Todo un invierno.-
Nos queda todo un invierno
para vivir lo nuestro
o al menos recordar lo que fuimos
cuando el fuego era inminente
y con temeridad te dije que si.
Eran lunas de un febrero azul
que alumbraban campos de plata
mientras dejábamos hojas en el suelo
como ropa interior por la habitación.
Las sombras jadeaban como los jóvenes amantes
esos que nunca se cansan del sexo
y naufragan en sudor y sed.
Lo que daría por beberte ahora
como el primer gin tonic,
amargo y delicioso como los años,
cuando tus ojos me miraban con deseo
o cuando te buscaba en mi soledad.
Tenemos suerte
aun nos queda todo un invierno.
Paris Joel
